jueves, 29 de agosto de 2013

Frutos Rojos

Qué días...

Desde anoche, que te dije lo que te dije, no he hecho más que rumiar mis palabras.
Te miré fijamente a los ojos y con la seguridad de los años, del que sabe lo que está hablando, te revelé todo mi corazón entre palabras bien construidas. Un único fin. 

Recuerdo que dije "inteligentemente". Sí, a ésa palabra le siguió la revelación de mi sequedad en el corazón... y repetí: "...con inteligencia te digo lo que te digo." Y te lo dije así no más. Con el favor de mis neuronas y el perdón de mi corazón por hablar sin poesía ni artilugios varios. Así, a quemarropa y sin titubear.

Y te vi mientras hablaba. Con los ojos brillantes y a veces agüados, a veces aterrados de oír tales cosas, con la incertidumbre, con fuego, con ganas de mí. Y me pediste mil besos que no te di. Y me cogiste la mano. Ésa caricia de tus manos que es tranquilizante, que fluye como un río por mi piel, sin detenerse, sin vacilar, sin dejarme descubierto... aún con tus manos pequeñas puedes abrazarme todo, hasta lo que no se ve. Incluso debajo de eso.

El sillón era muy cómodo. ¿Serviría de cama también? Por qué ponerse delicados... no necesito cama para demostrarte lo que te dije. Bebí de ti, de tus ojos, de tus manos, de tu cuerpo... pero tu alma fue la que me dejó insaciable. Intenté sumergirme y tocar fondo, llevé mil tanques de oxígeno para la travesía... todo fue en vano. En la inmensidad de tu ser me pierdo como en el centro del mar. Y el faro de tus ojos, que me guía, me deja estupefacto, encandilado de belleza... embriagado.

Y te dije lo que te dije. Y te lo dije porque sí, porque quise. Porque no tengo sino eso.

Ya mi corazón lo grita desde antes, pero es un niño que hace rabietas. Nadie hace caso a eso. No a mi edad. Soy ya un padre sin hijos. Los quiero, sí. Mientras llegan me toca lidiar con ése pobre pequeño corazón que brinca y juega y corre. Pero, no, ésta vez te lo dije como te lo dije. Así, sin brinquitos ni juegos ni correteos. Así, a secas. Sin pestañear, sin voltear la cabeza o recordar una frase de Shakeaspeare o de Internet. Sin reproducir un cassette, sin planear. Pero bien pensado.

Y luego le siguió lo que siguió. Porque no es posible estar en el mismo o en diferente punto geográfico sin que pase. Por eso te dije lo que te dije. Y es que lo que te dije tiene que ver con eso, precisamente.
Porque es lo que causa ésta retahíla, ésta conversación. Claro que puedes preguntarme lo que quieras.

Siempre volveré a decir lo mismo. Tal vez de mil formas nuevas. Pero siempre será lo mismo porque te lo dije como te lo dije... eso no se dice así, normalmente. Siempre se dan largas y se inventan razones.
Yo no quise. Así, con lo puntual y lo general. Así, con los sentidos puestos.

Tomamos jugo y té. Eso facilitó las cosas. Siempre estamos intentando darnos más y quitar las cosas que lo impiden. Pero, anoche, la embriaguez ya estaba allí. No fue necesario el alcohol, porque tus manos son lo que necesito para perder el miedo, porque tus ojos me liberan de todo.
Y así, a diestra y siniestra te dije lo que te dije sin temor, sin opresión.

Y por eso, con la última tanda de besos, tu última mirada y el último abrazo, supe que cuando te dije que TE AMO y que te siento mía, tú supiste lo mismo y lo dije como debía.


- Recuerdos -

miércoles, 21 de agosto de 2013

Más me adentro, más te amo...

Que casi siempre eres perfecta, hasta cuando me hieres; hasta cuando me empujas y me dejas... 
Y es justo cuando me dejas que descubro que me quieres porque veo el hueco que deja tu ausencia si te alejas...

Que descubrir el fuego en tu mirada, a la hora del amor, con esa misma furia que arremetes contra mis bahías... 
Y es justo tu piel entremetida con la mía, con ese cruel dolor de cuando te siento única y mía, dadora infinita de alegría...

Que al sentir tus brazos sobre mis hombros o tu suave golpe contra mi pecho; con ése deseo incontrolable de tu corazón y el mío... 
Y es justo en ése golpe de tu puño o tus besos en mi lecho cuando más arde mi corazón y fluye infinito como un río...

Que si nado por tu mar, bañado de pasión sobre tu cuerpo sintiendo la libertad y el amor en pleno... 
Y es justo mientras pataleo y nado y siento tu propio cielo siempre abierto hacia el espacio insaciable de mi sed de lo más bello...

Que si pudiera verte, hablarte o besarte todo el tiempo, con estos mismos labios derramando cientos de versos... 
Y es justo mientras te cuento, te recuerdo y te lo advierto que este amor sigue creciendo sin que puedas detenerlo...

Entre más me adentro, más te amo, más te siento
más te quiero, más te mimo, más encuentro,
más te añoro, más deseo, más mis lágrimas al viento...
Más requiero tu presencia en cada espacio de mi tiempo.

- En harapos -

viernes, 9 de agosto de 2013

Feelin'

"Que nunca me he sentido así..."

Que está peligroso el ambiente, sí. Pero es que nadie sabe cuándo puede ocurrir un terremoto o una avalancha. Los cálculos pueden ser muy cercanos a la realidad, pero la vida propia de la tierra se administra con tantas variables que no te lo puedo asegurar.

Pero sí tengo certezas. No me baso en matemáticas para decirte que es mi corazón el que salta hacia ti, no yo. Acordamos no saltarnos encima muchas veces, aunque los ojos de la noche, la luna y las estrellas nos vieron entrar en miles de besos y salir de lámparas hacia rincones de pasión.

Es imposible que mi centro de gravedad deje de empujarme hacia ti. Es que tienes esos ojos que equilibran todo. Debe ser una alucinación del viento que el verano trae del mar o puede ser arena en los ojos. Aunque llevo varios días que no me baño en las mismas aguas y las aguas que me tocaron aquí jamás me volvieron a tocar, porque ya no fui el mismo que llegó a bañarse en ellas.

Decirte lo mucho que siento los picos y las simas, no es suficiente. No es lo mucho que me duele perderte, cuando casi no fuiste mía, sino perderte para siempre en mi vida por el dolor que contra el piso mojado de antaño recibimos de resbalón, por mi falta de cuidado.

No hago más que agachar la cabeza en reverencia, porque ante ti, mi amada majestad, no puedo más que asentir con devoción. Que tanto se ha despertado incluso a miles de kilómetros, que no hay mayor deseo que arrullarle entre mis brazos con cariño y protección.

Has venido a mi vida entre lirios de colores... y yo los he regado con amor. Sé cultivar, pero al cosechar siempre soy torpe y derrocho frutos de deliciosos sabores. No me dejes desperdiciar el sabor que desde tu boca me ha alimentado y el abrigo que cuando estaba más inerme me ha arropado, porque para tí surgió mi vida de la misma nada y así, sin pensar en nada, nos encontramos los dos.

- Recuerdos de viaje -