Siento una libertad aterradora corriendo por mis nervios. El viento en la cara, los pies inquietos, los brazos extendidos hacia los lados, agitado, con el corazón palpitando cual carrera de caballos.
Voy al trote. Quieto. Vuelvo a trotar.
Voy volando sobre la vida tratando de mirar con poco detalle el paisaje.
Extraño todo aunque no sea capaz de hacer más, aunque no haya reversa ni avance en las búsquedas que no entiendo de la vida.
La música se me agolpa en el corazón sin tener donde ir, sin poder salir, sin poder llegar al destinatario ideal.
Sigo temblando mientras muevo las alas. Vacío sin piso encuentro una rama frágil de tanto en tanto.
Vuelo sobre la vida con poco aleteo, planeando entre las ramas y peñascos, cruzando ríos y mares para alcanzar el horizonte.
Voy al trote. Quieto. Vuelvo a trotar.
Voy volando sobre la vida tratando de mirar con poco detalle el paisaje.
Extraño todo aunque no sea capaz de hacer más, aunque no haya reversa ni avance en las búsquedas que no entiendo de la vida.
La música se me agolpa en el corazón sin tener donde ir, sin poder salir, sin poder llegar al destinatario ideal.
Sigo temblando mientras muevo las alas. Vacío sin piso encuentro una rama frágil de tanto en tanto.
Vuelo sobre la vida con poco aleteo, planeando entre las ramas y peñascos, cruzando ríos y mares para alcanzar el horizonte.
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