lunes, 3 de septiembre de 2012

¡Bah!

Hoy me retiro de la vida... de la que cargo en mis espaldas como un yugo, como un costal de reciclaje inmenso que ya no es solo una joroba sino un himalaya que lo aplasta todo.

Ésta sensación la he tenido siempre, pero hoy por fin, muertas todas las versiones de mí, me dispongo con paciencia a no dejarme poner más pesos... y boto todo por la ventana. La ventana es muy pequeña y no alcanza para darme el espacio suficiente, pero rompo paredes y le pongo todo mi empeño.
Un nuevo nombre, nuevos ojos, nuevas fuerzas, nuevos horizontes, una nueva vida me espera en algún lugar y yo debo encontrarla.

Hoy canto el réquiem de mi vida, una canción de esperanza, una canción de principios, un himno a la libertad, a la alegría, a la fraternidad... el último aliento del ser antes de morir para siempre, para dejar una señal de alerta a los futuros, a los menores, a los que vendrán. Y vine hasta donde estoy para vivir este momento. Y es que ya no se puede aprender más con el corazón seco y la sangre coagulada.

Recorrer caminos sin mirar atrás, con la mente fija en el Todopoderoso, la vista fija en el horizonte. Seré un estúpido como siempre, pero moriré feliz.

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