viernes, 11 de abril de 2014

De los últimos años

Cientos de días y noches han pasado desde la última vez... aún cuando no fuera la última que la vida nos tuviera preparada y cientos de otras tantas hayan pasado después. Hoy, hace un año ya que te fuiste.

Del tiempo que pasamos juntos la vida se encargó de revolverlo todo. Las lágrimas y las risas, pintadas del mismo color, hacen llover el cielo de mis ojos que un día fueron tu inspiración. Y sí, espinas han tomado la forma de mis brazos para mí también.

Te veo, porque es inevitable, y siento el dolor que hay detrás de la misma cara que vi años atrás. Tiempo aquellos en los que dí todo hasta quedar vacío. Tiempos en los que preferiste ver por la ventana hacia afuera que buscar adentro todo lo que te ofrecí. Y cuando el tiempo nos encontró por fin, tú ya ibas de salida.

De la revolución y la resistencia nos quedaron llagas que tal vez ni el tiempo logre curar. La guerra, las bombas y las muertes alrededor desangraron todo y volvieron infertil la tierra que en su juventud fuera abundante y próspera.
En ruinas quedamos los dos, así parezca que el botín quedó conmigo y se fue de ti. Y ya los brazos nunca más volvieron a cargarte tantas veces que no fue por mí que cayeras, porque ya el dolor no lo hizo más posible.

Tantas veces volví a ti dando saltos enamorados o con la cabeza gacha y el corazón abierto y tantas veces la vida se interpuso y los viejos vicios volvieron a dañarlo todo.

Qué manera de perderlo todo por tener un virus resiliente en tu interior. Uno que no fue inoculado por mí, pero que cultivé con suficiente descaro e insuficiente amor.

Quisiera que la vida nos hubiera entrelazado más dispuestos y no nos hubiera arrancado a la fuerza, porque bien sabes que te amé y te amo, pero, sólo quedarán fotos en blanco y negro empolvadas en un viejo y fuerte baúl.

Perdón por los cristales rotos y las espinas clavadas, una vez más.

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